La Edad Moderna marcó un punto de inflexión en la historia, caracterizada por una serie de profundos cambios políticos, económicos, religiosos, filosóficos y artísticos, que también repercutieron significativamente en la educación. Tras una época de estancamiento, especialmente en Europa, se empezó a priorizar el conocimiento y la razón como motores de progreso, dejando atrás las influencias medievales. Esto permitió que la educación se convirtiera en una vía para el ascenso social, independientemente del origen o apellido familiar.
Humanismo y cambio educativo
Durante este periodo, el humanismo desempeñó un papel clave en la reforma educativa. Mientras que en la infancia la educación continuaba siendo mayormente responsabilidad de la familia, el enfoque comenzó a alejarse del monopolio eclesiástico. El nuevo modelo educativo se centró en el individuo, promoviendo la libertad de pensamiento y la reflexión crítica en lugar de la aceptación ciega de dogmas. Además, surgió la idea de una educación pública y gratuita, aunque todavía no era accesible para todos los sectores de la sociedad.
La educación seguía contemplando el estudio de la religión, pero desde una perspectiva más reflexiva. Al mismo tiempo, se ampliaron los contenidos educativos para incluir nuevas disciplinas como las artes, las ciencias y las humanidades, lo que permitió una comprensión más integral del ser humano. Aunque el acceso de las mujeres a la educación fue limitado, se empezó a reconocer la importancia de su formación, aunque en muchos casos continuaba siendo autodidacta y fuera de los espacios educativos formales.
Infraestructura educativa y métodos de enseñanza
En cuanto a los centros de enseñanza, las condiciones eran bastante rudimentarias. Las aulas eran simples, frías y contaban con pocos recursos materiales. El aprendizaje se basaba principalmente en la memorización y la repetición, por lo que no requerían de muchas comodidades. Las herramientas pedagógicas básicas incluían abecedarios, cartillas y silabarios.
La violencia en la educación era frecuente y, aunque en ciertos momentos se intentó detener los castigos físicos, no se lograron avances significativos hasta siglos después. En los niveles superiores de enseñanza, como en las universidades, el acceso estaba restringido a las clases altas, mientras que las clases populares debían conformarse con escuelas de oficios donde los adolescentes aprendían un trabajo práctico.
Papel de la Iglesia y el conocimiento científico
Aunque la Iglesia mantuvo su influencia en la educación superior durante buena parte de la Edad Moderna, esto limitó temporalmente el avance científico. Sin embargo, el interés por el conocimiento creció considerablemente durante este periodo, lo que contribuyó al desarrollo de una educación más accesible para un mayor número de personas. Este deseo de aprender sentó las bases para futuros cambios en la educación, que culminarían en transformaciones más profundas en siglos posteriores.
Comparación con otras épocas
En contraste con los periodos anteriores, como la Edad Media o la Antigua Roma, la educación en la Edad Moderna representó un salto cualitativo hacia una mayor diversificación de contenidos y la expansión del acceso a la enseñanza, aunque aún limitada. Si bien los avances en términos de igualdad de género y de acceso universal a la educación todavía estaban lejos de concretarse, los cambios iniciados en esta época allanaron el camino hacia una mayor democratización del conocimiento en los siglos siguientes.
Fuentes relacionadas:
- La educación en la Antigua Roma.
- La enseñanza en la Edad Media.
- La formación de las niñas en la Antigua Grecia.