Explorar una galería de arte suele ser una experiencia enriquecedora para los amantes del arte, pero pocos se imaginan que la República Sudafricana alberga un vasto conjunto de "galerías" al aire libre. Estas exhibiciones no están confinadas a edificios, sino que están esparcidas por acantilados y cuevas en forma de pinturas rupestres, muchas de ellas creadas por los antiguos bosquimanos. Estas obras han despertado la curiosidad de arqueólogos, artistas y turistas de todo el mundo, planteando un enigma: ¿qué querían comunicar estos artistas al plasmar imágenes de personas y animales, a veces de especies insólitas como delfines, a cientos de kilómetros del mar?
Esfuerzos para preservar un legado en desaparición
Conscientes de que estas pinturas están en peligro de desaparecer debido a factores ambientales y humanos, equipos de arqueólogos y artistas, como la expedición alemana de Frobenius y el austríaco Harald Pager, se han dedicado a documentarlas. Uno de los pioneros en el estudio del arte rupestre bosquimano fue el abad francés Henri Breuil, quien, tras investigar el arte primitivo en Europa, se enfocó en las pinturas del sur de África. A pesar de los esfuerzos, muchas preguntas sobre estas obras permanecen sin respuesta, y algunos investigadores, en su afán por descifrar el "enigma de las rocas", han llegado a dedicar sus vidas enteras a este estudio.
Un lenguaje universal de la antigüedad
El arte rupestre se ha interpretado como una forma de comunicación universal durante la "Edad de Piedra", transmitiendo pensamientos, ideas y creencias religiosas en ausencia de escritura. Desde inscripciones complejas en tumbas egipcias hasta pinturas más rudimentarias en rocas de Europa, América y África, el ser humano ha dejado huellas de su vida diaria y su cosmovisión. Al sur del río Zambezi, África posee la mayor concentración de pinturas rupestres del mundo, con más de 2,000 sitios solo en la República Sudafricana. En las montañas Drakensberg, la garganta Ndedema alberga 16 sitios con cerca de 3,000 pinturas, lo que indica que los bosquimanos residieron en esta área durante largos periodos.
Los creadores detrás de las pinturas
Aunque la identidad exacta de los artistas sigue siendo debatida, las pinturas generalmente se atribuyen a los bosquimanos, el pueblo aborigen que habitó Sudáfrica mucho antes de la llegada de los grupos de origen bantú. Este pueblo de baja estatura, con piel de tono amarillento, vivía de la caza y la recolección, y sus agudas habilidades de observación y sentido del humor quedaron plasmados en sus obras rupestres. A pesar de la sencillez de su vida nómada, los bosquimanos supieron capturar escenas de su día a día con gran destreza artística.
Historias de vida y muerte en las rocas
A diferencia del arte rupestre europeo, enfocado mayormente en la caza, los bosquimanos representaban una variedad de escenas que incluían caza, rituales religiosos, música y hasta episodios humorísticos. Algunas pinturas muestran a cazadores victoriosos presentando su botín, mientras que otras retratan trágicos finales, como la muerte de un cazador en manos de una leona en lo que hoy es Zimbabue. En algunas de estas escenas, el observador se pregunta si el artista fue testigo directo o simplemente un "cronista rupestre" que plasmó los acontecimientos de su tiempo.
Desafíos para fechar las pinturas
Determinar la antigüedad exacta de estas pinturas ha sido una tarea difícil para los investigadores, ya que muchas de ellas carecen de sedimentos que permitan datarlas con precisión. Además, algunas pinturas fueron superpuestas sobre otras, lo que complica aún más su cronología. Una de las fechas más tempranas propuestas para una pintura en Ndedema es alrededor del año 1150 de la era común, siglos antes de la llegada del navegante portugués Vasco da Gama. Las pinturas que representan barcos y otros elementos europeos pueden fecharse a los siglos XVII y XVIII, coincidiendo con la llegada de los colonizadores europeos.
¿Conexiones con el antiguo mundo?
Uno de los grandes misterios es si existe alguna conexión entre el arte rupestre de África y las antiguas civilizaciones de Egipto y Europa. En las montañas Makgaberg de Transvaal, se encontró una escena que parece representar una corte persa preislámica, lo que sugiere posibles contactos entre los bosquimanos y culturas lejanas. Otros estudiosos, como el profesor Raymond Dart, han identificado similitudes entre ciertos personajes en las pinturas bosquimanas y figuras mitológicas como Zeus, lo que abre la puerta a teorías aún más intrigantes sobre el alcance del conocimiento de estos artistas.
Un arte en peligro de extinción
A pesar de los esfuerzos de conservación, las pinturas rupestres bosquimanas están en grave peligro. La erosión natural, el vandalismo y el uso de estas obras como blanco de prácticas de tiro han reducido significativamente su número. En el pasado, algunos intentaron "mejorar" las pinturas con tizas o lápices, lo que también contribuyó a su deterioro. Hoy en día, arqueólogos y amantes del arte trabajan para preservar estas valiosas obras que nos ofrecen una ventana única a la historia africana y su rica herencia cultural.
Este valioso legado, sin embargo, sigue siendo un enigma, un rompecabezas sin resolver que continúa fascinando a quienes estudian el arte primitivo y su impacto en la historia de la humanidad.