Un hombre, cansado de luchar contra el insomnio, decidió salir de su casa y caminar hacia la playa, que estaba a pocas cuadras de distancia. El silencio de la noche solo era interrumpido por el romper de las olas. Tras caminar largo rato, se sentó cerca de la orilla para despejar su mente.
A su regreso, en medio de la oscuridad, tropezó con una bolsa de plástico. Intrigado, la recogió y descubrió que estaba llena de pequeñas piedras. Sin saber qué hacer con ellas, comenzó a lanzarlas al mar, una por una, disfrutando del sonido que producían al sumergirse en el agua tranquila. Durante las dos horas que duró su caminata, continuó arrojando esas piedras sin mayor preocupación. Cuando estaba a punto de llegar a su casa y ya comenzaba a amanecer, decidió revisar cuántas quedaban. Al mirar una de cerca, se dio cuenta de algo que le heló el alma: las piedras que había estado lanzando eran en realidad diamantes.
Aterrorizado por su descubrimiento, intentó recuperar los que había arrojado, pero la tarea resultaba imposible. El mar había engullido esas valiosas piedras, y no había forma de distinguirlas entre el agua y la arena. Desolado, se sentó nuevamente en la orilla, lamentándose por no haber reconocido su valor antes. Con el tiempo, empezó a calmarse. Aún le quedaban algunos diamantes en la bolsa, aunque muchos habían sido perdidos. Los contó: quedaban 17.
El hombre comprendió entonces que, aunque había desperdiciado muchos, todavía tenía suficientes para aprovechar. Este giro le hizo darse cuenta de que, pese a lo que había perdido, aún tenía una oportunidad para sacar provecho de lo que le quedaba.
Esta historia, aunque anónima, es una profunda metáfora sobre la vida. Muchas veces, sentimos que hemos perdido tiempo, que dejamos pasar oportunidades valiosas, o que no hemos vivido conforme a nuestros deseos más profundos.
A menudo, los mayores arrepentimientos de las personas antes de morir son:
- No haber vivido de acuerdo con sus propias expectativas, sino con las de los demás.
- Haber dedicado demasiado tiempo al trabajo.
- No haber expresado sus sentimientos.
- Haber descuidado las amistades.
- No haber buscado ser más felices.
La vida no se ajusta a nuestras expectativas ni a lo que creemos que debería ser. Ya sea en nuestras relaciones, el trabajo o la apariencia personal, muchas veces las cosas no salen como planeamos. Sin embargo, esto no cambia una verdad fundamental: las cosas son como son, nos guste o no.
La gran pregunta al final del camino es: ¿qué harás con lo que te ha ocurrido?
¿Te lamentarás? ¿Te victimizarás? ¿O aprovecharás lo que te queda para hacer lo mejor posible?
Juan Tonelli, autor del libro "Un elefante en la habitación: historias sobre lo que sentimos y no nos animamos a hablar", explora en sus obras estos dilemas fundamentales de la vida.
Este relato nos invita a reflexionar sobre el presente y a dejar de lamentarnos por el pasado, para que, al final del día, seamos capaces de reconocer y aprovechar los diamantes que aún nos quedan en la vida.