El asesinato de Rosi Santana, una joven madre de 29 años, ha generado profunda consternación en el municipio de Fomento, tras confirmarse que fue apuñalada presuntamente por su expareja el pasado domingo 4 de mayo, en la Base de Campismo Popular La Hormiga, un centro recreativo ubicado en la zona montañosa del Escambray, Cuba.
Según reportes difundidos en redes sociales por la usuaria Irma Broek y la página independiente Reporte Cuba Ya, el presunto autor del crimen es Yoandri Alonso, conocido como “El Colorao”, con quien la víctima habría mantenido una relación sentimental anterior.
De acuerdo con estos testimonios, Santana recibió al menos siete puñaladas y falleció en el lugar, sin que se lograra salvarle la vida.
El hecho ocurrió en un espacio destinado al esparcimiento familiar, lo que ha intensificado el impacto emocional en la comunidad local. Testigos presenciales confirmaron la brutalidad del ataque, perpetrado en presencia de varias personas, y denunciaron la ausencia de una intervención inmediata de las autoridades.
Además del dolor por la pérdida, la tragedia deja una consecuencia devastadora: dos niños pequeños han quedado huérfanos de madre. Hasta el momento, no se ha emitido información oficial sobre la captura del presunto agresor, lo que ha incrementado la angustia y el reclamo social de justicia.
A pesar de la gravedad del suceso, ni el Ministerio del Interior ni la Fiscalía General de la República han ofrecido declaraciones oficiales al respecto.
La falta de pronunciamiento estatal ha sido ampliamente criticada por activistas y ciudadanos, quienes exigen respuestas ante el incremento de feminicidios en el país y la ausencia de medidas efectivas de protección.
Actualmente, Cuba no reconoce el feminicidio como figura penal en su Código Penal, vigente desde 2022. Tampoco existe una ley integral contra la violencia de género ni refugios estatales para mujeres en riesgo, lo que agrava la situación de vulnerabilidad de miles de cubanas.
Frente a este vacío legal e institucional, colectivos como Yo Sí Te Creo en Cuba y la plataforma Alas Tensas han asumido el seguimiento y documentación independiente de los asesinatos por razones de género.
Estas organizaciones también han reiterado sus llamados a la Asamblea Nacional del Poder Popular para aprobar urgentemente una legislación específica y mecanismos reales de prevención y atención.
El asesinato de Rosi Santana es un reflejo más de la desprotección sistemática que enfrentan muchas mujeres cubanas al intentar romper con relaciones violentas.
La carencia de protocolos policiales adecuados, el estigma social, y la falta de recursos institucionales hacen extremadamente difícil para las víctimas denunciar y recibir protección efectiva.
En las redes sociales, la indignación ha sido palpable. “El país entero tiene que saber lo que pasó”, escribió una usuaria en Facebook, donde decenas de mensajes han expresado duelo e indignación. Para muchos, este crimen pudo haberse evitado si existieran estructuras estatales eficaces de prevención, justicia y acompañamiento.
Mientras tanto, dos menores enfrentan una pérdida irreparable, en un país donde el silencio oficial contrasta con el creciente grito ciudadano por justicia y protección.